VASECTOMÍA

Una vasectomía es una cirugía sencilla que realiza un médico en un consultorio, un hospital o una clínica. Los pequeños conductos en tu escroto que transportan el esperma se cortan o bloquean, por lo que el este no puede salir del cuerpo y provocar un embarazo. El procedimiento es muy rápido, y puedes regresar a tu casa ese mismo día. Además, tiene una altísima efectividad para evitar embarazos, casi del 100%.

Existen dos tipos de vasectomía: el método con incisión y el método no quirúrgico (sin corte) Los métodos sin corte reducen el riesgo de infección y otras complicaciones, y en general tardan menos tiempo en cicatrizar.

El objetivo de la vasectomía es que sea permanente, y usualmente, no se puede revertir. Solo debes someterte a una vasectomía si estás absolutamente seguro de que no deseas dejar a nadie embarazada durante el resto de tu vida.

El esperma (las células microscópicas que se unen a un óvulo para provocar un embarazo) se genera en los  testículos. El esperma sale de los testículos a través de dos conductos denominados conductos deferentes y se mezcla con otros fluidos para crear el semen. El esperma en el semen puede provocar un embarazo si entra a la vagina.

Una vasectomía bloquea o corta cada conducto deferente, dejando al esperma fuera del semen. Los espermatozoides permanecen en los testículos, y el cuerpo los absorbe. Alrededor de 3 meses después de una vasectomía, el semen deja de contener esperma, por lo que no puede provocar embarazos. Tendrás la misma cantidad de semen que antes, la única diferencia es que no tendrá esperma.

La vasectomía no cambia la forma en que se siente tener un orgasmo o eyacular (venirse). El aspecto, la textura y el sabor del semen siguen siendo iguales después de una vasectomía, lo único que cambia es que no puede dejar a nadie embarazada.